el arte de irse
cuando ya no hay nada que hacer ahí (y esto es una especie de intervención)
viernes 23 de mayo del 2025 a las 20:43
Creo que pocas cosas golpean tan fuerte como darte cuenta que estás en un lugar donde no se valora tu presencia. ¿Ubican este capítulo de How I Met Your Mother donde empiezan a ver los defectos de alguno de los personajes una vez que se rompe el cristal? Bueno, pues algo así también es con esto. Cuando ocurre una situación que te rompe ese cristal, ya no puedes dejar de ver todos los gestos, comentarios o ausencias que antes ignorabas. Hace falta una sola acción que lo detone para no dejar de notarlo.
Y creo que nadie te prepara para alejarte de una amistad. Porque todos te hablan de aprender a irse cuando estás en una relación que te daña, pero nadie nos habla sobre aprender a irse cuando un vínculo amistoso ya no está siendo positivo para nosotros. En este tipo de rupturas no hay un quiebre oficial ni una conversación final. A veces sólo es un silencio donde tú te guardas todo por no hacer un drama. Se nos enseña a terminar relaciones amorosas, pero no a cortar con alguien que fue parte de nuestras tardes, nuestras risas y nuestros secretos. Se siente como una traición, aun cuando sólo estás protegiéndote.
Algunas veces ni siquiera nos damos cuenta que estamos en un lugar donde nuestros logros se sienten como estorbos, todo lo que te pasa se minimiza y tu presencia o ausencia ni siquiera es notada. Y de repente estás en un círculo donde te comparas tanto que hasta se te olvida quién eres. Es extraño porque existe una incomodidad que no logras nombrar y está una parte de ti que intenta justificar o preguntar si a lo mejor estás exagerando, si deberías “aguantar” más porque es alguien que a ti sí te importa. Pero de repente estás envuelta en micro-competencias en las que no sabías que competías, escuchando comentarios pasivo-agresivos, fríos y con ausencia emocional a la que no estabas acostumbrada.
Ahí es donde viene la parte difícil: darte cuenta que por más cariño que le puedes tener a una persona, no te está aportando nada quedarte. Que por más historia que haya, ya no hay un presente. Y no es decisión de un solo día. Es un proceso de reconocimiento, autovaloración y aceptación. Irse también es un arte, y muchas veces se aprende después de haberte quedado demasiado tiempo donde ya no eras recibida.
Tal vez mientras lees esto estás pensando en alguien y tal vez también has sentido esa incomodidad que no logras entender. Ese cansancio emocional de estar en una dinámica que ya no te suma, donde todo se siente forzado. En mi caso, ese límite llegó el día que no recibí la misma emoción que yo doy ante noticias importantes, y en cambio, sentí una vibra medio extraña y escuché comentarios más atacando que felicitando.
Y ahí empecé a cuestionarme el tipo de personas que tenía a mi alrededor, esas personas que día con día creí estar alimentando de mi cariño y lealtad. Dolió. Me dolió porque pensé que yo sí estuve. Sí celebré. Sí acompañé. Me dolió porque me di cuenta de lo cierto que es eso que me dijeron mis papás: “te van a querer ver bien, pero nunca mejor que ellos”. Y una cree que supo elegir bien, que estaba en un círculo sano. Pero la realidad no se parece en nada a eso.
Entonces entendí que irse no siempre significa dejar de querer. A veces significa empezar a quererte más a ti. A darle espacio a esas relaciones donde no tengas que competir ni preguntarte si estás siendo demasiado, si estás incomodando, si te están midiendo. Aprender a estar con esas personas que te aplauden sin envidia, te escuchan sin juicio y te abrazan sin condiciones. Sigo aprendiendo que no tengo por qué quedarme en lugares donde tenga que pedir validación a gritos. Las personas que de verdad lo valen, me van a ver sin que diga nada.
Porque hay un momento donde ya no se trata de lo que diste o no diste, sino de lo que decidiste no seguir perdiendo. Y ahí empieza el verdadero arte de irse.
y si alguna vez sentiste que mis textos te acompañaron o te abrazaron, puedes invitarme un cafesito simbólico por aquí!




Hace poco terminé con una larga amistad (unos 15 años) porque me di cuenta que ella había cambiado completamente, se estaba aprovechando de mi, hablando mal de mi a mis espaldas y sin darme la oportunidad de saber qué había hecho mal (a día de hoy sigo sin saberlo). Me costó mucho admitir que yo me estaba aferrando a la idea de lo que un día fue nuestra amistad, a los bonitos momentos del pasado y que había romantizado demasiado nuestra amistad sin darme cuenta que en los últimos años sólo me había restado, había estado intentando alejarme de otros amigos y no siendo honesta conmigo. Gracias por tu reflexión y abrir este espacio 💛
El arte de irse 🫶🏼 (la referencia a himym influyó en mi click inicial 😅)